Parque Central Cd. Juárez

martes, 20 de enero de 2009

ARREPENTIMIENTO Y VIDA

“Pues yo no me complazco en la muerte de nadie-declara el Señor Dios-.Arrepentíos y vivid.” Ezequiel 18:32

Hace días el Diario de Juárez publicó la noticia de la creación de un comando ciudadano de Juárez. La noticia se refería a la decisión de un sector juarense hastiado con la criminalidad que respaldaba la creación de un cuerpo que eliminaría a un “maleante” cada 24 horas. Esta noticia despertó en mí diversos sentimientos y reacciones. Unas de curiosidad, otras de preocupación y finalmente estas reflexiones que confío no serán tardías.

Primero, una vez que hube leído tal noticia estuve atento a los comentarios que dicho medio publicaría. En poco tiempo podían leerse toda clase de vítores y expresiones de apoyo y simpatía. Algunos de los comentaristas se firmaron como “villistas” y una dama se ofreció como “adelita”. Otros más señalaron a candidatos a recibir el castigo del “verdugo ciudadano”. No faltaban expresiones soeces y desconsideradas hacia la autoridad. Durante el lapso que ha durado esta etapa de violencia he podido seguir tanto las noticias en el Diario como los comentarios que publica.

Los encargados de seleccionar los comentarios no han sido muy responsables ni selectivos. Seguramente se le puede atribuir a la garantía constitucional de libertad de expresión que ondea alto o bien a la manifestación del nivel y ánimo promedio de los lectores de este medio.

Los comentaristas cuyas contribuciones fueron publicadas:

  • Quieren unirse y contribuir al esfuerzo punitivo
  • Señalan candidatos a la ejecución
  • Expresan, en el caso de uno de ellos, que Dios debe quedar a un lado, y dar paso a la acción.
Estas posturas revelan rasgos de nuestra sociedad que es oportuno destacar. Hemos comentado que este clima de violencia es la manifestación visible y dolorosa de una forma de vida social (como suma de vidas personales) que llegó a una ruptura. Si en lo personal nos acercamos a Dios en este momento de catástrofe podremos escuchar su voz llamándonos al arrepentimiento. Arrepentirnos, ¿de qué?
El arrepentimiento no es solo un sentimiento de culpabilidad o el ruborizarse o sentirse frustrado o acaso tristes. Arrepentirse significa un dolor en el alma seguido de un cambio en nuestro camino para no ofender más a Dios. ¿Puede haber un arrepentimiento social? Estoy seguro que sí. Requiere, es cierto, que la sociedad sea madura y capaz de revisarse sin miedo.
Si emprendemos una revisión de nuestra sociedad podemos actuar de una manera madura o de una manera machista. De manera madura revisaremos con cuidado todas nuestras circunstancias y reconoceremos dónde está nuestra responsabilidad en las fallas para corregirlas. De la manera machista vociferaremos y pediremos un rifle para unirnos a la “bola”.

Nuestra sociedad tiene grandes fallas que deben dolerle. Donde se lea nuestra sociedad, sugiero que se lea nosotros. Donde se lea nosotros debe pues leerse yo. Nuestra sociedad necesita cambiar, puede hacerlo y debe querer hacerlo, arrepentirse. Acercarse a Dios no es un rito o una pausa en la vida sino la vida misma. La convulsión que ahora vivimos refleja el mal funcionamiento de familias, instituciones educativas, cuerpos de seguridad pública, tribunales, congresos, partidos políticos, cámaras de comercio e industria, organismos empresariales, gremios, asociaciones, iglesias, clubes de servicio, gobierno federal, estatal y municipal. Los comentarios a la noticia, con toda su rudeza, son gritos de personas que exigen participar pero no existen canales para ello o no los encuentran para hacerlo. No hay claridad en las acciones o no hay siquiera acciones.
El liderazgo, tal como lo modela Jesús, es servir y no servirse. Nuestra sociedad carece ahora de liderazgo. Donde se lea nuestra sociedad debemos leer nosotros; donde nosotros, con arrepentimiento, debe leerse yo. Donde leas yo, lector, acércate a Dios para clamar por dirección. Señor mío, estoy arrepentido de mi antigua forma de vivir, ¿cómo puedo servir a mi ciudad? ¿Cómo puedo ayudar para cambiar esto? En mi familia y trabajo, ¿qué debo hacer para evitar la violencia? ¡Ayúdame a saber cómo actuar! Y una vez que hayas preguntado, escucha. Dios siempre responde. Él es fiel.
El excelente texto que publicó este blog titulado Vive, vive, vive, (http://juarezbuscaadios.blogspot.com/2009/01/vive-vive-vive.html) nos convoca a conocer los esfuerzos de México Unido contra la Delincuencia u otras experiencias en el mundo en contra de la criminalidad. Los medios de comunicación junto con las instituciones educativas y las cámaras empresariales pueden impulsar un esfuerzo colectivo para crear secciones especiales destinadas a divulgar enseñanza para prevenir el delito, para difundir la cultura de la legalidad, para elevar las miras considerando que no toda la población lee, sino que escucha la radio, mira televisión o tiene acceso a computadora. Estas secciones lucirán, estoy seguro, las gallardas cananas cruzadas de la inteligencia y del compromiso. Nuestra ciudad ha dado grandes líderes lo mismo formales que informales. No faltarán ahora. Somos nosotros. ¡Preguntemos a Dios dónde servir y hagámoslo!

Antonio CANCHOLA CASTRO

viernes, 16 de enero de 2009

“No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal” - Romanos 10:21

Hace tiempo que he querido publicar este artículo. En días recientes me ha sido muy notorio que algo nos está pasando como resultado de la crisis de violencia y crimen en nuestra ciudad. Lo identifico en mi vida y lo veo suceder en otros. He visto que el temor a que me pase algo malo me ha llevado a NO HACER cosas que deberíamos seguir haciendo - como ayudar a personas en la calle que se les ha descompuesto su carro, bajar el vidrio para escuchar a alguien que me quiere pedir alguna ayuda en un crucero, sospechar de todo el que me llama por teléfono y no lo conozco, etc. En otras palabras, la presencia y actos de algunos criminales me ha llevado a sospechar de todos y a buscar protegerme de la posibilidad de que alguien me haga un daño.

En esta Navidad un amigo me contó que su hermano fue atacado en un transitado crucero de nuestra ciudad. Fue sacado de su automóvil amenazado con un cuchillo con la intención de robarle su carro. Al oponer resistencia fue brutalmente golpeado por 4 individuos inclusive recibiendo un golpe en la cara con una “L” y múltiples patadas en el piso. Este hombre se pudo percatar que los demás automovilistas que se encontraban en el crucero, no querían ni siquiera voltear a verlo y nadie se ofreció a ayudarlo, ni cuando lo estaban golpeando ni después que habían huido los maleantes. ¿A esto hemos llegado los Juarenses? ¿En dónde quedó la solidaridad? ¿Desapareció ya el heroísmo y la disposición de ayudar al caído? ¿Estamos dispuestos a presenciar un crimen pero sin movernos a impedirlo? ¿Qué si lo hubieran matado a golpes? Podemos suponer que si 2 o 3 hombres se hubieran bajado de sus automóviles los maleantes hubieran huido. Tal vez, el hombre hubiera recibido menos golpes, pero lo que si es seguro es que no se hubiera sentido abandonado por sus conciudadanos.

En otro incidente navideño, una jovencita fue sacada del pequeño negocio familiar y secuestrada por varias horas por unos mozalbetes armados solo con un cuchillo. A unos metros de distancia varios empleados de otro negocio, entre los que había varios hombres, presenciaron todo el suceso y solo atinaron cerrar las puertas del negocio con llave para impedir que a ellos les fuera a pasar algo. Ante la mirada de varios hombres se llevaron a una jovencita que pudiera haber perdido la vida en manos de unos desalmados. ¿Qué les diría el padre de la joven a esos hombres? Me duele reconocer y confesar que no sé lo que yo hubiera hecho si yo hubiera sido uno de los que presenciaron estos crímenes. ¿Qué hubieras hecho tu?

Algunos me pueden decir que en este clima de inseguridad el ayudar a alguien significa arriesgar la vida. Pero Cristo dijo que no hay mayor amor que este, que alguien de su vida por sus amigos. El heroísmo es precisamente eso, arriesgar tu vida para salvar a otro. Si acepto este argumento y justifico el no haber hecho nada, entonces estoy diciendo que por la inseguridad debemos renunciar a ese amor y que cada quien debe entonces solo cuidar su propia integridad. No puedo aceptar eso. Una sociedad no se puede sostener si no hay valores superiores. Creo que uno de esos valores es que debemos estar dispuestos a luchar y hasta arriesgar la vida por el bien general. Eso es lo que hacen los soldados en el ejército, los bomberos y los policías. Pero creo que también lo deben hacer los hombres de valor y de bien. Estoy seguro que todos estos malhechores saben que nadie se atreverá a intervenir y por eso se han vuelto tan atrevidos y descarados en sus crímenes.

¿Recuerdan la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:30-37)? Este “cierto hombre” cayó en manos de malhechores, fue asaltado y golpeado y dejado por muerto. Pasaron dos “hombres de bien”, un sacerdote y un levita, pero estos pasaron de largo, inclusive dice que pasaron por el otro lado del camino, y no ayudaron al victimado. Pero un Samaritano extranjero pasó y le tendió la mano, lo levantó, lo curó y lo cuidó. Solo él extendió misericordia y Cristo dijo que nosotros deberíamos hacer lo mismo. El sacerdote y el levita tal vez obraron sin compasión debido a su gran egoísmo o indolencia, pero nosotros podríamos hacer lo mismo – esto es, pasar de largo - debido a nuestro temor. Aunque sea por temor, no estaríamos haciendo lo que debemos hacer – esto es, extender misericordia.

El mayor peligro para Juárez sigue siendo que la gente de bien decida no hacer el bien por temor a que le pase algo malo. ¿Cuánto bien se habrá dejado de hacer porque salimos de nuestra casa pensando: “Algo malo me puede suceder hoy”? Los animo a que salgan de sus casas con la disposición de ayudar al necesitado y la firme intención de buscar la oportunidad de hacer un bien a alguien. Hay gente que está saliendo de sus casas con la firme intención de hacerle un mal a alguien más. Pero, ¡somos más los que podemos salir con la intención contraria! Si muchos de nosotros estamos dispuestos a arriesgarnos por defender a alguien, estoy seguro que prevaleceremos. Si muchos de nosotros nos convertimos en “Buenos Samaritanos” contaremos con la bendición de Dios para nuestra ciudad.

Luchando contra el Mal con el Mal

Esta semana hemos sido sorprendidos con la noticia de que aparentemente hay un “Comando Ciudadano por Juárez” que se ha propuesto luchar contra la criminalidad matando un maleante cada 24 horas. Esto se ha difundido por los medios sin que haya provocado aún la respuesta de nuestras autoridades (http://www.diario.com.mx/nota.php?notaid=ea97927ba959b790c60fb2d3066aa1a). No sabemos si en realidad exista este comando o sea solo una estrategia de algunas personas para inspirar terror en los criminales y esperanza en los ciudadanos. Sin embargo, parece haber indicios que si ha habido ejecuciones recientes que pudieran acreditarse a grupos de esta naturaleza. Si ya existe o se pretende que exista, todos debemos preguntarnos si esto es lo que nuestra ciudad necesita o si en lugar de ser una solución al problema viene más bien a agravarlo.

La tentación de todos nosotros es a querer que esto se acabe de cualquier forma posible. Sospecho que la mayoría de nosotros estaríamos secretamente de acuerdo a que se ejecute a los malhechores. En ese profundo sentido de inseguridad que todos compartimos anida el deseo de que alguien venga y haga justicia por cualquier medio necesario. Esta es la premisa de muchas de las películas de acción que se producen en estos tiempos. Hay un mal terrible, oculto, corrupto, poderoso, luego viene algún héroe, rebelde, implacable, incorruptible, que sin sujetarse a las normas de la ley hace lo que nadie se atreve a hacer, y ajusticia a los malvados por su propia mano. Al final todos lo consideran como un héroe y los que se oponen a él y a sus métodos aparecen como unos insensatos cerrados, pues tienen más consideración de las leyes en lugar de apreciar los resultados que produce un no-conformista. Estamos condicionados por esas historias y por nuestro temor y deseo de seguridad a aceptar como un mal necesario ese comando ciudadano. Pero, ¿debemos aceptarlo?

La respuesta es un rotundo no. No se puede luchar contra el mal con más mal. Primero que nada, no es bíblico, o sea, no está permitido por Dios. Dios le ha dado la autoridad de la espada al gobierno de las naciones. Esto nos indica que solo algunos deben tener la autoridad de ejercer la fuerza pública. Y que a esas personas se les ha delegado una autoridad sujeta a leyes públicamente reconocidas. Si ese gobierno no es capaz de implementar justicia y paz, eso no quiere decir que entonces tenemos la libertad de implementar nuestra propia justicia. ¿Quién dirige a esos empresarios que patrocinan ese comando? ¿A qué ley se están sujetando? ¿Qué lineamientos o procesos están siguiendo para determinar a quién deben ejecutar? ¿Quién les pedirá cuentas de sus decisiones o actos? ¿Quién los va a limitar o pondrá un tope a su poder? ¿Qué o quién podrá impedir que usen ese comando para sus propios intereses?

La verdad es que la historia está llena de instancias en que individuos o grupos de poder toman la decisión de cambiar las cosas por la fuerza de su propia mano. Es por eso que ha habido asesinatos de figuras públicas, derrocamientos de gobiernos, guerrillas, grupos de choque, escuadrones de la muerte, etc. Y detrás de todos esos casos se podrán encontrar personas o grupos que toman la decisión de usar su poder de manera ilícita para cambiar las cosas a su favor. En nuestro caso, hay personas que están viendo sus intereses afectados por la criminalidad y están dispuestos a pagar a un comando de asesinos a que cace malhechores y los ejecute. No podemos aceptar ni aplaudir algo como esto. La violencia siempre engendra mas violencia. El mal siempre produce mas mal. Derramar sangre injustamente, aunque parezca una medida necesaria, siempre ofenderá a Dios. Queremos paz y seguridad, pero no al precio de ejecuciones clandestinas por encima de la ley. Queremos justicia, pero también queremos un estado de derecho, en donde impere la ley y la autoridad establecida.

Yo hago un llamado a nuestras autoridades a que no acepten implícitamente con su silencio e inacción la ayuda de estos comandos. Ellos también tendrán que ser combatidos y detenidos si el objetivo es que se establezca un nuevo estado de derecho en nuestro país. De la misma forma que no podemos aceptar que el gobierno trance con los carteles para que se restablezca un “orden” aparente, tampoco podemos aceptar que se trance con este grupo para que les ayuden a limpiar nuestra ciudad.

lunes, 5 de enero de 2009

¡Vive, Vive, Vive!

Recibí este escrito hace un par de semanas, está excelente y se los quiero recomendar. Fue escrito por un licenciado que conocemos y respetamos y refleja una postura inteligente y sensata ante la crisis que estamos viviendo. Creo que nos puede ayudar a asumir la postura ciudadana que nuestra ciudad necesita de todos nosotros. está un poco largo pero vale la pena leerlo completo:

Alguien me habló todos los días de mi vida
al oído, despacio, lentamente.
Me dijo: ¡vive, vive, vive!
Era la muerte. -
Jaime Sabines

Ciudad Juárez, Chihuahua, a 10 de diciembre de 2008
Hoy secuestraron a mi amigo Alberto. Un "secuestro express". Mientras escribo esto me entero que después de más de 10 horas de incertidumbre su hijo pagó su rescate y de que lo liberaron en un lugar remoto de Juárez tras haberle robado también su carro, su cartera y su teléfono. Corrió con suerte, pero hoy, durante las eternas horas de su captura, la muerte no habló despacio y lentamente al oído de Alberto y de su familia. Les gritó.
Lo triste es que ésta es sólo una de las ya muchas historias de violencia que cada uno de nosotros puede contar. La muerte anda gritando por todo Juárez desde hace meses y sus gritos nos han amedrentado hasta la parálisis. Y yo me pregunto: ¿En dónde está el Juárez pensante? ¿A dónde se fue el Juárez valiente? ¿En dónde se escondió el Juárez trabajador?
Fernando Savater abre su libro de filosofía "Las Preguntas de la Vida", con un capítulo sobre la muerte, afirmando que él empezó a pensar cuando se percató de que algún día inevitablemente moriría. En este capítulo insiste que aunque no siempre estemos conscientes de ello, la muerte no sólo es cierta, es además perpetuamente inminente. Asevera también que aunque la muerte parezca en ocasiones improbable, siempre es posible.
Que trágicas nos suenan hoy esas palabras. En el año 2008, la muerte en Ciudad Juárez es perpetuamente inminente y altamente probable. Y después de más de 1,500 homicidios, ya es hora de que TODOS los juarenses nos pongamos a pensar.
Yo entiendo el reclamo generalizado de que es indispensable que las autoridades hagan su trabajo. Es indispensable e inaplazable. Pero eso no exime al resto de la sociedad de su obligación de hacer lo que a ella le corresponde.
Atrapada entre las garras de la crisis económica mundial y de los problemas nacionales, el crimen local hace que Ciudad Juárez sufra hoy el embate de una "tormenta perfecta". Un puñado de bandidos nos ataca justo cuando más vulnerables estamos y la ciudad se nos desmorona entre las manos por su culpa. Y entre gritos de muerte, muchos de nuestros sueños se mueren también.
La violencia nos llegó repentina, abruptamente y nos avasalló. Fue un knock-out del que aún no nos levantamos. Vivimos aterrorizados en nuestras casas en un encierro autoimpuesto. Como en ghettos, como ovejas. No vamos a los restaurantes, ni a los cines, y tenemos miedo de los semáforos y hasta de las escuelas.
Y no son pocos quienes ya han abandonado la ciudad, como quien salta la borda de un buque torpedeado, en busca de la fácil seguridad que nos ofrece residir en El Paso.
Yo vivo en una colonia linda, con magníficos vecinos con quienes me encanta vivir. Pero el éxodo ya empezó. Ya se fueron Ignacio, Gabriel, Agustín y sus familias. Unos a El Paso y otros a sus ciudades natales. Tal vez quienes lleguen a ocupar sus casas sean personas buenas, tal vez no. Pero sea quienes fueren no van a ser Ignacio, Gabriel, Agustín y sus familias. Y a mí me gustan Ignacio, Gabriel, Agustín y sus familias. Y mi colonia y mi ciudad son menos buenas porque ellos ya no viven aquí.
Entiendo perfectamente los motivos que inspiran a mis vecinos a mudarse. Pero ellos se van y la ciudad se va al carajo. Es el asunto de los micro-motivos y de los macro-comportamientos. Mis vecinos se mudan porque les conviene a ellos, y la ciudad tiene una fuga masiva de talentos y de voluntades. No se quedan a pelear.
La ciudad de El Paso es nuestra bendición y nuestra maldición. El Paso es la razón por la cual no fue sino hasta hace unos cuantos años que en Juárez tuvimos un buen teatro, o un gran hospital, o un mall decoroso, o mejores escuelas. ¡Por qué esforzarnos en construirlos aquí si ya los teníamos en El Paso!
Yo respeto su decisión de partir pues están velando por la seguridad de sus seres más queridos, pero sería falso decir que su retiro es inconsecuente para el bienestar futuro de esta ciudad. Viktor Frankl, el siquiatra Austriaco que con su familia fue internado en el campo de concentración Nazi de Theresienstadt cuenta que en esas prisiones por lo general solo se mantenían vivos quienes habían perdido todos sus escrúpulos en la lucha por la existencia, los que estaban dispuestos a recurrir a cualquier medio, incluidos la fuerza bruta, el robo, la traición o lo que fuera con tal de salvarse. Con profunda tristeza afirma: "los que hemos vuelto de ahí gracias a multitud de casualidades fortuitas o milagros - como cada cual prefiera llamarlos - lo sabemos bien: los mejores de entre nosotros no regresaron". Si los hombres y mujeres de buena voluntad de esta ciudad la abandonamos, mudándonos o pecando de omisión con nuestra pasividad, le estaremos entregando las llaves de la ciudad a quienes han perdido todos sus escrúpulos.
Por eso insisto en que es indispensable que nosotros, la sociedad, debemos cumplir con la obligación de hacer la parte que nos corresponde en la lucha contra la delincuencia.
Y esa obligación no se limita a exigirle a los gobernantes que cumplan su cometido. Ni a hacer "toques de queda civiles" en contra de los ya casi extintos restauranteros o huelgas fiscales para "ponerle presión a las autoridades". Dos males no hacen un bien. Yo sé que hay muchísima gente que no está de acuerdo conmigo, pero me parece que Calderón, Reyes Baeza, Reyes Ferriz, el ejército y la policía no requieren más acicate que el que nuestras deplorables circunstancias actuales ya les imponen. No necesitan más detractores, sino más aliados. Pero ¿dónde están esos aliados?
Por eso me sigo preguntando, ¿dónde están los valientes hombres y mujeres de Juárez? ¿Dónde están los inteligentes y trabajadores? ¿Dónde está el Juárez con iniciativa? Son preguntas apremiantes, porque los juarenses no tenemos espíritu de víctima. Nos enorgullecemos de tratar de ser dueños de nuestros destinos. Somos la gente ruda del norte. Quienes llegamos de otros lugares a hacer de éste nuestro hogar, dejamos familias y ciudades natales en busca de un lugar propicio para que nuestros esfuerzos generaran bienestar. Quienes aquí nacieron nos recibieron con los brazos abiertos asumiendo que los inmigrantes seríamos gente de buena voluntad que colaboraría para hacer de ésta una ciudad próspera. Pero parece que se nos olvidó que llegamos y seguimos aquí para construir una ciudad que nos permita vivir felices.
¿Cuántos asesinatos se requieren para mover a una sociedad a actuar? ¿Cuantos secuestros, extorsiones, robos de carros o de negocios?
Deja en este instante lo que planeabas hacer este día y piensa que es lo que TÚ vas a hacer para recuperar el control de tu ciudad. No existe hoy una necesidad más apremiante en nuestras vidas que recobrar el estado de derecho, pues sin legalidad, ninguno de nuestros demás proyectos tendrá frutos.
Ya es tiempo de que abandonemos nuestras diferencias y trabajemos para combatir al enemigo común, en una cruzada contra la delincuencia que incluya a todos los miembros de nuestra comunidad: estudiantes, escuelas, amas de casa, empresarios, iglesias, ONG's, trabajadores, sindicatos, colonos, maquiladoras y, por supuesto, gobierno.
Tenemos ya una infraestructura de organización social sobre la que podemos construir soluciones al problema de la violencia. Como la marina mercante que se transforma en tiempos de guerra para construir una armada. Pero necesitamos que cada uno de nosotros asuma su responsabilidad en este proyecto.
Debemos cobrar conciencia de que los criminales no son fantasmas, ni superhéroes. Son hombres y mujeres biológica y mentalmente tan vulnerables como nosotros. Aunque muchos de los líderes nacionales del crimen sean brillantes, los bandidos locales que hoy nos acosan, son individuos menos inteligentes y menos capaces que tú. Aún así nos traen entre las cuerdas y todo porque no estamos dispuestos ni siquiera a realizar el más elemental acto de defensa: la denuncia.
Empieza por comprar una tarjeta de teléfono público y llama al 288-0657 o al 288-0658 y reporta de manera anónima CUALQUIER actividad sospechosa o crimen del que tengas conocimiento. No puedo enfatizar suficiente sobre la importancia de la denuncia anónima, pues es la más segura y eficaz forma de ayudar a resolver y evitar crímenes. Es asunto de micro-motivos y de macro-comportamientos.
Pero no te detengas ahí. Usa tu talento para encontrar soluciones creativas y sensatas. Averigua qué fue lo que hicieron en Palermo en contra de la mafia. Descubre cómo se organiza un "Neighborhood Watch" para combatir el crimen en tu colonia. Averigua qué se requiere para implementar los programas de "Crime Stoppers”. Consigue traer a Juárez a “Mexico Unido Contra la delincuencia”. Apoya a la Fundación SOS de Alejandro Martí. Infórmate de cuáles son los compromisos que los gobiernos estatales y municipales adquirieron mediante el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad y asegúrate de que se implementen en Juárez. Encuentra tú las soluciones que no se le han ocurrido a nadie más.
No digas que los ciudadanos no podemos incidir en el combate del crimen hasta que no hayas hecho tu parte. Es asunto de micro-motivos y de macro-comportamientos. Yo ya empecé a dejar de ser una víctima pasiva. ¿Y tú?
Recuerda: ¡Vive, vive, vive!

viernes, 2 de enero de 2009

Una Respuesta Cristiana a No Pagar Impuestos


Este es otro correo que he querido publicar con respecto del llamado a la suspensión de pago de impuestos este año. Este correo está escrito desde una perspectiva Cristiana y creo debe ayudar a todos aquellos que quieran actuar conforme a las Escrituras. Desgraciadamente, hay muchos Cristianos que en ignorancia de las Escrituras están dando su consentimiento a acciones que van en contra de la Palabra de Dios. Espero que les sirva

Querido J.:
Te agradezco que me sigas enviando mensajes relevantes que tienen que ver con la problemática tan grave que estamos viviendo. Sin embargo, en esta ocasión y con todo el respeto que tanto tú como todos los habitantes de nuestra ciudad se merecen, permíteme expresarte mi humilde opinión al respecto.

Creo que dejar de pagar impuestos, o cualquier otro acto ilegal, lejos de contribuir a la solución, nos hundiría aun más en la anarquía e injusticia que estamos padeciendo, por la sencilla razón de que un mal jamás es la solución para corregir otro mal; esto sólo hace que el mal se multiplique, y no que se reduzca. Es como cuando en nuestros hogares hay gritos y conflictos. Aunque muchos esposos piensan que la solución es gritar más fuerte, la verdad es que eso sólo empeora las cosas, y si las calma momentáneamente, es sólo una calma falsa y efímera que eventualmente se desvanecerá ante la realidad de los sentimientos que aún existen en el interior de las personas involucradas. Así también, uno o más actos de ilegalidad de nuestra parte, sólo harán que aumente el caos que ya existe precisamente por causa de múltiples actos de ilegalidad.

Considero que la verdadera solución, tanto en esto como en todas las áreas de la vida, es actuar conforme a los principios que Dios nos ha dejado en Su palabra, aunque nos parezcan difíciles de entender o aun hasta incongruentes. Y lo que Dios nos manda en cuanto a nuestras obligaciones para con nuestro gobierno, está muy claro en el capítulo 13 del libro de Romanos en el Nuevo Testamento, lo cual consiste en pagar fielmente nuestros tributos o impuestos, independientemente de que ese gobierno esté cumpliendo o no con sus obligaciones. Hasta el mismo Señor Jesucristo nos dio un ejemplo de esto, al pagar sus impuestos a uno de los más corruptos y abusivos imperios que han existido, el imperio Romano. Claro que no estoy diciendo que no hagamos nada con respecto a la corrupción e incompetencia de nuestro gobierno; podemos y debemos denunciarla y exigir cambios, pero siempre dentro de un marco de respeto y legalidad.

El problema de fondo, mi estimado J, es que la mayoría de los mexicanos no le creen a Dios ( y si dicen que sí le creen, es sólo con sus labios y sus mentes, pero no con sus acciones), y por eso deciden actuar de acuerdo a su propia opinión, y no de acuerdo a lo que Dios nos manda en Su palabra. Pero si tú realmente le crees, esa fe se puede demostrar sólo de una manera, y esa manera es la obediencia cabal, no sólo parcial o selectiva. Ojalá que cada día más mexicanos le creamos realmente a Dios y lo demostremos por medio de una manera de vivir obediente a sus principios. Proverbios 3:7 dice así: “No seas sabio en tu propia opinión; más bien teme al Señor y apártate del mal.”

Espero que lo anterior te sea de algún provecho amigo, y si en algo más puedo servirte, estoy a tus respetables órdenes.

Saludos en Cristo

A.Muñoz

Una Respuesta a No Pagar Impuestos

Este es un correo que recibí de un amigo en respuesta a los muchos correos que se están enviando motivando a la gente a un boicot contra el pago de impuestos en este comienzo de año. Es importante que en esto tengamos una perspectiva correcta y este mensaje lo expresa muy bien...

Soy un ciudadano. Quiero aclarar que no tengo familiares en el gobierno ni otros intereses, tampoco soy millonario ni vivo en El Paso, Tx., ajeno a todo lo que ocurre en nuestra ciudad, por el contrario soy un padre de familia y educador que está preocupado por la situación que estamos viviendo como sociedad en conjunto.
Comento esto porque veo con preocupación que desde hace semanas se han estado generando y enviando correos invitándonos a no pagar los impuestos como una manera de presionar el gobierno ante la falta de resultados en materia de seguridad publica básicamente. Esto pareciera interesante ante los ojos de muchos y hasta justificable porque es evidente que los índices delictivos y la violencia se han incrementado sin que hasta el momento veamos resultados tangibles en esta y otras áreas de la Administración Publica, sin embargo, como ciudadano, no creo que el caos se deba atacar con mas caos, es decir, los gobiernos usan para su funcionamiento el dinero que se capta por concepto de impuestos, dejar de pagarlos podría significar un suicidio social ya que si con los impuestos que se pagan la situación es difícil, sin esos recursos la situación pudiera convertirse en catastrófica para todos, y lo que es peor, afectar otros ámbitos del gobierno.
Me preocupa como padre de familia que el crimen este dentro de las organizaciones encargadas de administrar y aplicar la justicia, me preocupa que un hombre denuncie un ilícito y al otro día aparezca asesinado, me preocupa que delincuentes sean detenidos y después puestos en libertad porque no se elaboro adecuadamente el expediente o por la falta de ratificación de las denuncias de nosotros los ciudadanos, pero ¿cuánta culpa tenemos todos como ciudadanos de que la situación este así?, ¿cuántos sabemos que nuestros vecinos andan mal y lo toleramos?, ¿cuántos sabemos que ciertos negocios son producto del lavado del dinero y seguimos consumiendo en ellos?, ¿cuántos compramos películas y ropa pirata porque es más barato?, cuantos seguimos dando mordidas en todo tipo de tramites porque no queremos perder nuestro valioso tiempo?, ¿cuántos nos adelantamos en las filas porque ya es tarde?, ¿cuántos no respetamos la luz roja aunque vayamos rumbo a la Iglesia a pagar nuestras culpas y pecados semanales?, ¿cuantos agandallamos el mejor lugar porque pensamos que es nuestro derecho?, ¿cuantos le hacemos la tarea a nuestros hijos porque sentarse con ellos implica tiempo?, ¿cuántos no les corregimos aunque nos falten al respeto?
Nos gusta exigir pero no dar ni hacer nuestra parte para que esta situación cambie, el cambio verdadero está en la medida que nos entendamos como ciudadanos y por ende coparticipes de la responsabilidad, si estoy de acuerdo en exigir a los gobiernos pero por medio de los canales de comunicación adecuado, no pagar impuestos seria darle manga ancha a los delincuentes, decirles que ellos han vencido nuestra voluntad como parte de esta sociedad. Yo no estoy dispuesto a ello, en la medida de mis posibilidades ( ya que también batallo en lo económico), estaré pagando mis impuestos porque eso quiero enseñar a mis hijas, decirles que hay una autoridad y que esa se respeta en las buenas y en las malas, no solo cuando las cosas están bien, que me vean exigir pero por medio de la razón y de las palabras no por acciones que lastimen y afecten a terceros, creo que esa puede ser una de las mejores lecciones de vida que reciban.
Hay que dejar escuchar nuestra voz para que el gobierno reciba el mensaje, necesitamos leer y estar consientes de la situación que nos rodea, entender el contexto y lo que viene, no solo escuchar el chisme y propagarlo sin sustento, leer entre líneas lo que esta impactando a las personas y a nuestra sociedad, hacernos conscientes de nosotros y de los demás, preocuparnos por lo que nuestros hijos, ven, leen y escuchan, cuidar sus amistades, tratar de ser buenos modelos y sobre todo confiar en Dios y que eso sea visto y sentido por los demás. El 2009 no parece, ni va a ser sencillo, pero entre todos lo podemos hacer menos difícil, ¿no creen?
EDUARDO S